En NeuroEntrena, consideramos también que la pandemia y el paro nacional nos ha llevado a cuestionarnos sobre el mañana, a sentir cierta angustia de no poder controlar todo, y sentirnos vulnerables frente a la salud/enfermedad y a las decisiones gubernamentales. De hecho, es un momento propicio para replantearnos varios hábitos que tenemos en nuestro diario vivir y nuestras convicciones sobre nosotros mismos.
Las neurociencias nos han enseñado que nuestro cerebro está siempre atento buscando posibles amenazas que pueden afectar nuestro bienestar y supervivencia. Es por esto que, día a día, buscamos tener control de cosas a nuestro alrededor y vivimos, en lo posible, en un ambiente predecible para cada uno. Pero cuando lo conocido ya no existe, cuando ya no podemos predecir que pasará mañana, y cuando sentimos que no tenemos el poder sobre nuestro futuro sino otros, colapsamos emocionalmente, nos sentimos ansiosos, impotentes y estresados. Nuestro cerebro comienza a hacer lo que ha hecho por años, intentar predecir el futuro, contemplar los posibles escenarios para tener una cierta sensación de control. Sin embargo, en este ejercicio nuestro cerebro es más propenso a contemplar los peores escenarios, y como vimos en un artículo anterior, el cerebro no diferencia entre pensamiento y evento real, por consiguiente, al considerar más eventos indeseados entramos en una espiral de más y más ansiedad.
Esto es normal, esto nos sucede a todos, algunos cuentan con herramientas para sobrellevar estos tiempos, otros no. En este breve espacio te daremos algunas pautas que te ayudarán a mejorar tu salud emocional. A pesar que estas pautas tienen sustento científico, no van a funcionar por sí solas ni harán un cambio significativo en tu vida en un solo día. Una vez incorpores estos nuevos hábitos en tu vida, te darás cuenta cómo en cuestión de semanas tendrás grandes mejoras. Habrá días más difíciles que otros. No te rindas y recuerda que Roma no se construyó en un día.
Dominar tus pensamientos. Piensa que tu mente es un jardín en el cual sólo cultivarás pensamientos positivos de los cuales cuidarás diariamente. Cuando te des cuenta de estar teniendo pensamientos negativos, pon tu máximo empeño en pensar todo el opuesto, de esta manera el pensamiento negativo pierde fuerza. Lo más importante de este punto es la disciplina, la constancia, puedes apoyarte de técnicas de relajación, concentración y meditación.
Seguir un propósito. Es importante tener una meta clara así parezca pequeña, puedes por ejemplo proponerte aumentar o bajar de peso, aumentar el tiempo de actividad física diaria, ayudar a más personas, leer un libro, aprender nuevas palabras, etc. Cualquiera que sea el objetivo, es importante que los resultados sean medibles y alcanzables, que puedas tener una imagen mental clara del objetivo para que te visualices alcanzándolo. Comprométete a alcanzarlo en un plazo de 21 días e insiste cada día en alcanzar esta meta y disfrutar del proceso. Cuando pasen los 21 días, marca una nueva meta u objetivo y comienza de nuevo.
Vivir con disciplina. Cuando la motivación termina, la disciplina es tu mejor aliada. Hay días en los que vas a querer volver a tus antiguos hábitos y renunciar a tus objetivos del punto anterior. Recuerda que los nuevos hábitos toman tiempo en consolidarse, pero sólo adoptando nuevos hábitos obtendrás resultados diferentes, mientras que volviendo a los viejos hábitos seguirás en los resultados de siempre.
Respetar el tiempo propio y priorizar las tareas. En estos tiempos de trabajo y estudio desde casa, es común que nos distraigamos con mayor facilidad y atendamos a tareas de la casa que nos son importantes para alcanzar nuestros objetivos. Ten un listado de tareas a completar cada día, entre ellas el objetivo que te fijas cada 21 días. Tu prioridad será darle cumplimiento a estas tareas que te acercan a tus metas antes que a cualquier otra tarea. Todas las personas contamos con 24 horas cada día, algunos son muy talentosos y aprovechan al máximo estas horas priorizando las tareas, a otros nos cuesta un poco más, es por eso que ser disciplinado y priorizar tareas es vital para estos procesos de cambio.
Servir desinteresadamente a otros. «No hay más que una manera de ser feliz: vivir para los demás.» (Leon Tolstoi) En tiempos de crisis, las personas con mejor afrontamiento, son aquellas que buscan ayudar a los demás de manera altruista. No ayudan porque están mejor, sino que están mejor porque ayudan. El brindar apoyo, confort y esperanza permite que sucedan varias cosas a nivel físico y emocional. Ponernos en actitud de dar, nos aleja de la sensación de carencia, miedo y supervivencia, por consiguiente, sentimos menos ansiedad, mayor tranquilidad y bienestar emocional.
Abrazar el presente. Estar en el aquí y ahora, permite que la mente no divague en lugares que no deseamos visitar o en cosas que nos distraen de nuestros objetivos. Para esto puedes cerrar los ojos, concentrarte en tu respiración, hacer que cada inhalación sea más profunda y prolongada, no inflando el pecho sino inflando la barriga, y se consciente de cómo el aire entra y sale lentamente por tus fosas nasales. Realiza este ejercicio por 5 minutos varias veces al día y no permitas que pensamientos distraigan tu atención puesta en tu respiración.
En el proceso sentirás mejoras, y cuando hayan pasado semanas y mires en retrospectiva te darás cuenta que has desarrollado herramientas internas que te dan un mejor control emocional. Quizás las cosas externas, sociales y políticas no cambien, pero la manera cómo tú reaccionas a estos eventos y vives tu vida será mucho más saludable para ti.
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